El Jabón de Castilla

by Lula

El Jabón de Castilla se elabora con un 100 % de aceite de oliva.

Desde la época de la Corona de Castilla, se viene haciendo el jabón de los jabones, el Jabón de Castilla. Entonces se hacía a base de agua, aceite de oliva y carbonato potásico o sódico, obtenido, según qué plantas de salinas.

Es muy bien apreciado en todo el mundo, conociéndose por Jabón de Castilla o Castile Soap, en inglés. De hecho, se oyen varias versiones sobre este archiconocido jabón, sentando todas ellas su origen en el Reino de Castilla.

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Jabón de Castilla, hecho con el cien por cien de aceite de oliva.

Según cuenta una de sus historias, este jabón se elaboraba junto al río Guadalquivir y en su marisma. A los pies del aljarafe sevillano, de donde se abastecían de aceite de oliva de extraordinaria calidad, y a orillas del río que les suministraba el álcali y el medio de distribución. En su marisma recolectaban el almajo, una planta marismeña, cuya ceniza empleaban para elaborar la lejía con que hacían el jabón. Y gracias al tráfico comercial que había entonces por el Río Grande fue posible su distribución a otros lugares de Europa, América y todo el mundo.

Así fue que tuvo un alcance internacional desde aquellos tiempos.

No obstante, su éxito radicaba, no en sí en su estrategia de comercialización, que era una baza importante, sino en la calidad de este producto. Mientras que en otros lugares se elaboraba jabón a base de grasas animales, por estos lares repletos de olivares, descubrieron las extraordinarias propiedades del aceite de oliva, que producía un jabón de excelente calidad.

El Jabón de Castilla llegó a estar muy valorado por sus cualidades en la limpieza y desinfección de todo tipo de enseres y tejidos, así como para la higiene corporal y el tratamiento de diversas dolencias de la piel. Fue un producto muy exclusivo, un artículo de lujo del que no todos podían disponer, mas, con el tiempo, fue llegando al alcance de todos.

Fue tal su importancia desde el punto de vista medicinal, que este gremio le denominó Sapo castillensis o Sapo hispaniensis, como si de una especie botánica se tratara.

Otras versiones hablan de sus orígenes en distintos puntos de la geografía mediterránea, sobre todo donde se cultivaba el olivo. Así en Francia, se habla del jabón de Marsella, que no es un puro oliva, pues se combinaba con otros aceites disponibles según el momento, como el aceite de palma, de coco o de sésamo.

En Oriente, se combinada con aceite de laurel para realizar el también famoso jabón de Alepo. Muy buen jabón, por cierto.

El Jabón de Castilla es apto para todo tipo de piel, incluso las más delicadas, que precisan de productos puros y no alterados por sustancias irritantes.

Su uso es aconsejable para la limpieza y tratamiento de la piel dañada, con eccemas, soriasis, heridas o quemaduras, alergias, y hasta para la sensible piel de los más pequeños y la de nuestros mayores. Se usa para el aseo corporal, del cabello y en zonas íntimas.

Actualmente se suele fabricar a base de agua, aceite de oliva de primera calidad y sosa cáustica (hidróxido de sodio), en sustitución por el carbonato potásico. El álcali es lo único que ha cambiado con el tiempo, pues si antes se obtenía de manera natural a partir de las cenizas de las plantas barrilleras sitas en regiones salinas, áridas y arcillosas, ahora nos valemos de la sosa cáustica, un álcali de síntesis.

En realidad, «barrilla» es una forma de llamarla, pero no es una sola planta, sino cualquiera de  los géneros Salsola y Salicornia.

No obstante, éste álcali, ya sea natural o de laboratorio, queda trasformado en el proceso de saponificación, en sales de ácidos grasos, que es jabón, y en alcoholes-glicerina. Veamos.

El proceso consiste en diluir el álcali en el agua para obtener la lejía. Esta se vierte al aceite y se emulsiona, de tal manera que sus moléculas se transforman en el proceso químico de saponificación para dar lugar a un jabón con su propia glicerina natural.

El resultado es un jabón suave, de poca espuma, duro, pero cremoso. Un deleite para la higiene, una ofrenda terapéutica, sin colorantes, conservantes ni aromas artificiales.

Esto es importante aclararlo, porque aquellas personas que no son asiduas al jabón natural piensan que si no huele a perfume ni hace espuma no es un buen jabón. Nada más lejos de la realidad, para muestra un botón, vamos, un Castilla.

Su color varía según el aceite utilizado, puede ser más blanco, amarillento o verdoso, sin contar con la adición extra de otros ingredientes naturales, que también pueden aportar color y textura.

El jabón natural no se elige por su olor ni por su espuma, sino por sus propiedades y beneficios para la piel. Dale un margen de tiempo, una o dos semanitas, para que limpie tu piel de impurezas tóxicas, te acostumbres a su uso y puedas apreciar los cambios y mejoras en ella. Después no querrás cambiar.

Aún así, el jabón de castilla se puede enriquecer con leche de cabra, aceites esenciales, plantas aromáticas, especias y otros ingredientes de la cocina. De esta manera tenemos una combinación amena y variada, que atienda a las necesidades y gustos de todos, disfrutando de las propiedades extras de estos complementos. Eso sí, oliva 100%.

Si buscas calidad, sencillez y naturalidad, entonces usa el jabón de castilla, el jabón natural.

Propiedades del Aceite de Oliva

Existen diferentes tipos de aceites de oliva, bien por la variedad de la oliva, pureza, por el proceso de obtención, por la cosecha o el tipo de cultivo. Están el aceite de oliva, a secas, el de orujo, el aceite de oliva virgen, el virgen extra y el aceite de oliva virgen extra ecológico.

El aceite de oliva, ni virgen, ni extra, suele ser mayormente refinado, por lo que no es comparable a un buen virgen extra puro.

Lula, para la elaboración de sus jabones, siempre emplea aceite de oliva virgen extra, sin mezcla con refinados. Ya que queremos jabón natural, vamos a hacerlo de lo mejorcito.

Según los estudios de distintas aceiteras, veamos qué propiedades nos aporta el aceite de oliva virgen extra en general.

Ácidos grasos. El aceite de oliva se compone de unas cadenas grasas, que en su mayoría son de ácido oleico, en torno a un 70 ú 80%. Esto le confiere su cualidad antioxidante, regeneradora y humectante, para mantener la piel reparada y bien hidratada.

Contiene ácido palmítico, en más de un 10%, y como un 7 % de ácido linoleico.

El escualeno, una variedad de terpeno presente en el aceite de oliva, se sabe ya que es un agente antitumoral. En algunos estudios se ha experimentado cómo inhibe, frena o reduce la formación de tumores en la piel. Los distintos fenoles también evitan la oxidación o envejecimiento celular.

Los minerales y vitaminas se encuentran en mayor proporción en los aceites puros, no refinados, como el virgen extra. El aceite de oliva virgen extra es cicatrizante, por su contenido en vitamina E, otro antioxidante y reparador de los tejidos epiteliales. Además, también contiene vitaminas A y K, que contribuyen a su efecto protector y cicatrizante.

A pesar de ser una grasa, no es graso para la piel, sino que es bien absorbido por esta sin obstruir los poros de la membrana celular, respetando su función de intercambio a través de estos. Por tanto, no es comedogénico, lo que beneficia a las pieles acnéicas.

En resumen, el aceite de oliva es un antioxidante natural excepcional, protector frente a los efectos del sol, hidratante, nutritivo, regenerador, antiinflamatorio y cicatrizante. Y seguro que mucho más!

Y ahora, ¿vas a probar un Jabón de Castilla?

Lula

 

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Comentarios

  • Migdalia Gonzalez
    4 noviembre 2012

    Si, usare este jabon como medida antiinflamatorio y cicatrizante, ademas de que suaviza la piel!!!! Mi doctor me lo recomendo por un nacido que me salio debajo del brazo que me tiene sufriendo del dolor. Ya les contare su efecto en mi!

    • Lula
      8 noviembre 2012

      Hola Migdalia,

      gracias por tu visita al blog. Sí que se suele recomendar el jabón de Castilla para estas afecciones de la piel, aquí se le conoce como forúnculo. Espero que te alivies pronto. Aún así, el jabón es solo una ayudita, no dejes de ver a tu dermatólogo, eh!

      Un saludo y ya nos contarás,

      Lula

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