Tomates Ecológicos desde el semillero

Después de todo el trabajo, ya he recolectado una buena cosecha de tomates ecológicos. Estos son para cocinar, para hacer salsa de tomate. Han salido ricos, ricos, os lo muestro a continuación.

Da comienzo en enero con la siembra de las semillas… que vayan germinando al calorcito que guarda mi invernadero reciclado.

Una vez germinan y abren bien sus dos cotiledones, se adivinan ya los brotes de las primeras hojas verdaderas. Vamos, que hay que ir repicando estas plántulas y pasarlas una a una a un semillero con alvéolos mayores, para que desarrollen suficientes raíces y hojas.

Cuando se hayan convertido en hermosos plantones, más o menos una cuarta de alto y unas cinco hojas verdaderas, se trasplantaran ya a su lugar definitivo en la huerta.

No obstante, como esta es la segunda tanda de germinados, la segunda variedad de tomate que sembré, me he atrevido a plantarlas así de pequeñas. Sí, otra vez se me ha echado el tiempo encima. En la  tierra crecerán mejor y más deprisa, pronto serán unas plantitas fuertes y sanas. Normalmente habría que plantarlas un poco más grandes, pero si se observan y cuidan día a día, prosperan, como veréis ahora.

Ya van creciendo los tomates

Han crecido bastante bien, ya tenemos las primeras flores, base de los primeros frutos. Cuando los pétalos de la flor se secan, comienza a engordar su ovario, futuro fruto, futuro tomate.

Y aquí ya, las tomateras bien creciditas. Las he plantado entutoradas en vertical, unos 2 metros de alto. Un tutor por cada planta, bien erguidas y guiadas eliminando los brotes laterales o chupones. Lo he hecho así porque estaban junto al pasillo de la terraza y tenía que mantenerlas controladas para que no invadieran el camino.

Al mismo tiempo ha servido de seto, junto a las coloridas zinnias y a la aromática albahaca, para crear un alegre y fresco muro vegetal. Embriagan la terraza con su rico aroma.

¡Mirad qué frutos, qué buen tamaño! Además han crecido muy saludables, sin problemas de plagas. Las he adornado con las coloridas zinnias para atraer a los insectos polinizadores, y he tratado de cubrir el resto del bancal con albahaca morada, que le proporciona protección contra algunas plagas. Ha funcionado muy bien esta asociación.

Vamos recolectando los que están coloraditos.

Ha sido una buena cosecha la de este verano 2016.

Hemos recolectado varias tandas como esta, unos siete u ocho tomates ecológicos con una media de peso por tomate de unos 500 gr. El mayor ha pesado más de 800 gr.

Paso previo e importante

Aquí se ve que es un tomate muy carnoso, con poca pulpa y pocas semillas, muy apropiado para hacer refritos y salsas.

 Como este es uno de los mejores ejemplares, me quedo con las semillas. Guardaré también las de otros dos tomates sanos, sabrosos y grandes para asegurarme una variedad genética. De aquí saldrán los tomates de la próxima temporada.

Se lavan bien para quitar los restos de pulpa, de esta manera se conservarán mejor en el banco de semillas, evitando que pudieran pudrirse y salir hongos. Y así no se pegan unas a otras para luego poder manejarlas mejor a la hora esparcirlas en el semillero.

Hay quien las deja unos días en un vaso con agua para que fermente la pulpa y esa «gelatina» adherida, quedando más limpias. Además dicen que ayuda a germinar mejor porque les quita tal gelatina que las envuelve dificultando la apertura de la cápsula. Yo prefiero sólo lavarlas y dejarlas protegidas con su cobertura natural, que para algo está.

Por otro lado, se pueden remover y dejar sólo un rato, así decantan al fondo sólo las semillas fértiles, flotando aquellas que sean inertes y las impurezas. Se retira esto, se cuela y a secar.

Las dejo secar en papel antiadherente o en el colador, las remuevo para airearlas y que sequen bien, y ya las guardo en lugar seco y oscuro clasificadas en sobres de papel.

Vamos a cocinar

Una vez lavado el tomate y retiradas las semillas suficientes, lo bato y con la ayuda de un colador y un cazo de acero inoxidable, lo cuelo en la olla dónde irá cociendo a fuego medio. Sin prisas, poco a poco irá evaporando el exceso de agua y tomando color, pasando a ser una salsa de tomate más concentrada y espesita.

Conforme baja el volumen de la olla, voy poniendo más tomate de la batidora.

Cuando ya ha evaporado bastante agua, le añado un refrito de cebolla y pimiento que he hecho previamente, para darle más sabor y textura.

Aquí ya se va viendo el resultado 

Ya en el plato

¡Al rico tomate frito casero y bio!

Esta vez voy a envasarlo en tarros de cristal esterilizado para conservarlo congelado porque voy a consumirlo en breve… y a regalar, como no. Esto me va a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio.

Como no me ha dado tiempo de informarme convenientemente sobre la conserva del tomate, sólo voy a congelarlo por poco tiempo.

El tema de las conservas es asunto serio, no se hace de cualquier manera. Los vegetales pueden albergar fácilmente la bacteria Clostridium botulinum, responsable de la enfermedad del botulismo. Hay que saber hacer bien una conserva, encurtido o mermelada, observando escrupulosamente las normas higiénicas, el estado del producto, conociendo el nivel de ph de la elaboración y sabiendo hacer bien el envasado.

Cuidado con las recetas que se ofrecen alegremente en la red, porque una conserva en mal estado puede ser muy perjudicial para la salud. Esta bacteria produce la toxina botulínica, neurotóxica, y puede ser letal, sobre todo para los niños.

Por último, pero habiéndolo previsto antes que nada, me reservo uno de estos buenos frutos para mi próximo Jabón de Castilla… con Tomate. Lo dejé dicho la temporada pasada y he de cumplir, así que nos vemos en un próximpo post, venga siendo el tan anhelado Jabón de Tomate. ¡Eso espero, que tengo ganas de jabonear! Jabones naturales con tomates ecológicos…

Como siempre, saluditos y gracias por leerme,

Lula

jabonjabonlula.com